Tácticas y pedagogías para un cambio de rumbo.
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AUTOR: PEDRO MEDINA
00/06/2025
Muchas de las reflexiones presentes hasta ahora terminaron de desarrollarse en un grupo de investigación afín a las cuestiones y modos de los primeros Islarios.
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Su nombre es Formas de cultura. Orientación: mirando a ninguna parte (2022-2024), dirigido por Pablo Jarauta, dentro de Tejidos conjuntivos, proyecto concebido por Germán Labrador para el Centro de estudios del MNCARS, con el objetivo de ofrecer enfoques para el estudio del arte contemporáneo.
De inicio, se ha de señalar que la propia estructura de Tejidos conjuntivos, basada en la interconexión de seminarios de investigación, reproduce esa lógica multicéntrica, compuesta por nodos que intercambian información, descrita como la propia de la ciberesfera en la era de Hermes [IC1: 79-86] y que también recuerda el criterio con el que Manuel Borja-Villel reestructuró la colección del museo como “vasos comunicantes”, similar a la propuesta de estos Islarios.
Desde esta perspectiva, el grupo Formas de cultura inició un viaje exploratorio motivado por una pregunta: ¿cómo orientarse en el mundo actual? Motivó que indagásemos, en primer lugar, los diversos significados del concepto “orientación”, sus experiencias y posibles modos de expresión, al mismo tiempo que ampliaba sus contextos a una superficie global, virtual, genérica, compleja, múltiple, líquida…
Las primeras conclusiones revalorizaron experiencias de desorientación, incertidumbre o perplejidad, en busca de nuevas formas que nos permitieran otras aproximaciones e interacciones con la contemporaneidad. Asimismo, el análisis de nuestra época (fragmentada y acelerada, donde la experiencia se vuelve ubicua y simultánea) dio paso a teorías marcadas por un situarse “entre” las distintas perspectivas de la red que habitamos.
Para este contexto, el grupo comenzó a trabajar en las posibilidades de la “desorientación” como forma de desarrollo emocional, estrategia antihegemónica y metodología en ámbitos que iban del diseño al arte sonoro. Se pretendía con ello replantear la mirada hacia nuestro tiempo, sobre todo desde la asunción del incesante cambio, el fomento de la interacción y la ruptura de una linealidad causal. Así, cobró forma una dinámica marcada por la impronta del tránsito, la apertura a nuevos recorridos, la asimetría de las propuestas, la confluencia de disciplinas y el diálogo entre puntos de vista inicialmente distantes.
Tras esta investigación, comenzó una fase de dinámicas propositivas, proyectuales, alejadas de los sistemas de orientación que anhelan un discurso homogéneo. Entre todas las presentadas, me centro en Tácticas de (des)orientación para procesos creativos, el proyecto realizado en colaboración con Javier Maseda en torno al potencial que tiene la desorientación para generar procesos críticos y nuevas perspectivas.
Partiendo de prácticas artísticas (dérives, reordenación de colecciones artísticas bajo criterios postcoloniales, exposiciones sobre género, fakes…), observamos cómo la desorientación genera perplejidad, esta que nos preguntemos desde dónde observamos la realidad, lo que propicia que pensemos nuevos horizontes, que nos conducen a explorar rutas diferentes a las impuestas por paradigmas dominantes de pensamiento o algoritmos interesados. El resultado: procesos creativos que potencian la innovación, es decir, resultados diferentes a los habituales.
Para definirlos, partimos de numerosas fuentes, de relatos míticos de metamorfosis o transición a referencias relevantes para los primeros Islarios acerca del cambio de perspectiva, como In Free Fall (2010-2011), de Hito Steyerl [IC1: 286-289], pasando por numerosos estudios relacionados con los estudios visuales y tendencias metodológicas en la investigación artística y en la cultura del proyecto.
Entre estas referencias, comentamos brevemente un par de aspectos. El primero, relativo a las formas de investigación y desarrollo de proyectos artísticos: se consideraron consonantes con el mundo descrito en los primeros Islarios aquellas metodologías y estrategias que no parten de un esquema rígido predefinido, sino que surgen y evolucionan a medida que el proceso de investigación avanza. De estos planteamientos las ideas principales adoptadas son “flexibilidad” y “apertura a lo inesperado”, que generan también pensamiento crítico.
Además, emergieron conceptos clásicos, como el de “táctica” en Michel De Certeau. Frente a las “estrategias”, acciones que elaboran sistemas totalizantes gracias a una posición de poder, se opta por la “táctica”, una acción calculada en terreno enemigo que se despliega como incursiones y acciones sorpresa, aprovechando las ocasiones que se presentan.
Es esta manera de introducirse en un orden dominante la que encontramos más sugerente y pertinente, al comprobar el papel desempeñado en el activismo digital. Lo demuestra la difusión del término “tactical media”, definido por Critical Art Ensemble como forma de intervencionismo digital que «reta al régimen semiótico existente, replicándolo y reorganizándolo en una manera que ofrece a los participantes en los proyectos una nueva forma de ver, comprender y (en el mejor escenario posible) interactuar con un sistema dado».
Esta investigación ha dado lugar a un procedimiento que da la posibilidad de actuar según diversas escalas, contextos y duraciones, asumiendo la necesidad de establecer dos fases de desarrollo:
- Desorientación para criticar lo establecido y abrirse a nuevas realidades. En esta primera fase se analizan los contextos de partida y se proponen ejercicios de desorientación capaces de desestabilizar las dinámicas del pensamiento hegemónico, propiciando así nuevos modelos de pensamiento.
- La segunda fase tiene como objetivo elaborar procesos creativos a partir del primer momento, para propiciar un nuevo horizonte hacia el que dirigirse. Son varias las posibilidades en función del perfil y contexto de los participantes.
1. Se ha creado un listado de tácticas artísticas idóneas para crear momentos de desorientación que hagan virar el rumbo hacia una dirección desconocida. Entre los grandes grupos de referencia, se citan brevemente: comisariados postcoloniales, exposiciones que plantean un cambio de paradigma o que hacen de la revolución su argumento o modus operandi, muestras u obras que estudian la cotidianidad para poner en evidencia paradojas sociales o que plantean otros modos de trabajo o de construir comunidades e identidades, obras utópicas y nómadas, archivos de desobediencia y resistencia… Como muestra, una de las fichas más literales –entre otras más metafóricas y menos extremas– con el fin de tener una amplia gama de posibilidades según las circunstancias y participantes:
DERIVA RADICAL INSPIRADA EN EL SITUACIONISMO Y EL GRUPO STALKER
PERFIL: cualquiera mayor de edad.
INTENSIDAD DE LA DESORIENTACIÓN: naranja-rojo.
DESCRIPCIÓN: parte de la dérive situacionista, con el significado de “perderse”, caminando sin meta como forma de investigación espacial y conceptual. Pretende luchar contra la civilización del consumo y de la homologación, a través de un cambio de mirada hacia los contextos urbanos. Por ello, no puede ser una metodología, que busca un resultado concreto, considerándose una táctica que se opone a los valores mercantilistas que ponen trabas a la exploración artística.
La dérive aquí planteada debería acercarse a lo propuesto por el grupo italiano Stalker, con presupuestos radicales que deberían propiciar descubrimientos en el territorio y nuevos puntos de vista, gracias a caminar por rutas que el entramado urbano no favorece.
PALABRAS CLAVE: deriva, estrategia, arte, desorientación, crítica.
PRÁCTICAS: establecer premisas a seguir en función de los componentes del grupo, la duración y el contexto. Podría ir desde algo en apariencia sencillo, como seguir a pie el cauce de un río, a una propuesta más arriesgada, como caminar siempre en línea recta (si hay un muro, se salta). El desenlace y duración dependerá del guía o de los imprevistos que puedan aparecer, asumiendo el tránsito y su imprevisibilidad, en busca de sentidos diferentes de los dispuestos por las autoridades.
REFERENCIAS:
Fundación de la Internacional Situacionista en 1957.
AA.VV. 2005. Archivio Stalker. http://articiviche.blogspot.com/p/appuntamenti.html [acceso: 01/06/2024].
Biserna, E. (ed.) 2022. Walking, Listening, Soundmaking. Q-02.
Careri, F. 2002. El andar como práctica estética. Gustavo Gili.
OBRAS-EXPOSICIONES RELACIONADAS:
Sala 417 (Alba: los artistas libres) del MNCARS dedicada a Constant y el nomadismo [acceso: 20/07/2023].
Situacionistas. Arte, política, urbanismo, MACBA, Barcelona (1996).
Debord, G. Guía psicogeográfica de París (1957).
Esta pequeña muestra permite imaginar el desarrollo de dinámicas que provoquen el replanteamiento de convenciones cotidianas, desde la planificación urbana y los intereses económicos implícitos en ella a cuestiones identitarias, entre otros aspectos. Esta práctica debe ser disruptiva, para invitar a un cambio de ruta en lo que concierne al desarrollo de nuestros proyectos.
2. Una vez producido este giro –que se representa de forma intuitiva como una línea que cambia curso, si bien tendría un carácter más rizomático, pudiendo producirse el cambio en diferentes fases–, llega el momento más creativo y prospectivo.
Las primeras dinámicas están basadas en la experiencia adquirida en la construcción de “escenarios de futuro”, no tanto para prevenir riesgos –como ocurre en informes como los del World Economic Forum–, sino como ejercicio intelectual de simulación del futuro, que permite “proyectar” situaciones que ponen a prueba nuestra capacidad de imaginación y relacional, mientras hacen reflexionar sobre aquello que nos preocupa o deseamos en el presente.
Se actúa así de modo contrafactual, un método que habitualmente es empleado para la planificación estratégica, si bien en este contexto encauza el razonamiento hipotético para desarrollar la imaginación. El objetivo consiste en buscar alternativas a situaciones problemáticas (del medio ambiente a la migración, por citar algunas), no para producir políticas factuales, sino de nuevo para construir imaginarios diferentes a los heredados.
Es el proceder original de la ciencia-ficción –así como aparece en autores como H.G. Welles o William Gibson– y, de igual modo a como procede este género, no se trata de un libre ejercicio de fantasía, sino de una proyección basada en datos aportados por informes de reconocido prestigio. De ahí que entronque también con formatos de debate no convencionales, como el Gabinete de crisis de ficciones políticas, o métodos como la mencionada CADS o el futurecraft, todos ellos procedentes de la cultura del proyecto.
Es una práctica que llevamos desarrollando desde 2006 y que, a raíz del trabajo en el grupo de investigación, se ha abierto aún más a considerar prácticas artísticas como fuente de información y análisis. No es posible especificar ahora los distintos tipos de enfoque en función de público, formación y duración. Sin embargo, querría destacar aspectos esenciales para el paso de estos Islarios al final de la trilogía.
Uno es el potencial de esta hermenéutica anticipatoria –y de la ciencia-ficción en concreto–, para reflexionar sobre la utopía política, como argumentó Fredric Jameson en Arqueologías del futuro (2005) o han reivindicado tantos otros, como Mark Fisher o Ian McEwan. Esta consideración incide en la importancia de la elaboración de imaginarios nuevos y también en el potenciamiento de la “virtualidad” como el lugar de producción que crea realidad; aspecto que será central en los terceros Islarios.

Proyecto "Estrategias de (des)orientación" para Formas de Cultura del Museo Reina Sofía.
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