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Desorientación radical. El futuro no será

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AUTOR: JAVIER MASEDA
JUNIO/2023

Formas de Cultura Año II - Construir, Orientación: mirando a ninguna parte. Grupo de investigación Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (2024)

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Nacemos desorientados[^1]. Qué mayor desorientación puede haber que llegar a un mundo hostil, desconectados de nuestra verdadera esencia [^2], por una parte, y lleno de estímulos, por otra, que nos provoca una desorientación radical de la que ya nunca nos libraremos.
  
La desorientación es la situación del hombre, y la desorientación radical, un atributo esencial del ser humano: “El hombre consiste en hallarse perdido” —decía Ortega y Gasset.  
  
Los seres humanos nos regimos por una serie de convicciones y de normas dictadas por la sociedad en la que vivimos, que nos aportan la ilusión de la orientación, pero basta con que alguien nos pregunte por esas convicciones para que nosotros las cuestionemos. Ahí pueden suceder dos cosas: o que las razonemos, estemos de acuerdo con ellas y entonces las interiorizamos como nuestras, o que nos demos cuenta de que no tienen sentido en la sociedad actual o en nuestra forma de vivir y, por tanto, nos conduzcan de nuevo a la desorientación.  
  
La desorientación debería ser el estado intrínseco del ser humano, curioso e inquieto, que constantemente se está preguntando por el sentido de las cosas. Mientras que la conformidad y el reaccionarismo se constituye en el estado por defecto de aquellos que no se cuestionan ni la sociedad ni su forma de vida, y viven sumidos en su propia forma de fe, que les da una felicidad artificialmente construida, dentro de la burbuja de la eterna inmovilidad. Se sienten atacados cuando alguien o algo cuestiona sus creencias, que no son más que un velo detrás del que cubrirse para no cuestionarse el porqué de su existencia.  
  
Las formas de cultura atacan la base misma de la conformidad, ya que integran el saber y la curiosidad que nos llevan a la desorientación, a la necesidad de saber qué hay más allá de Oriente.  
  
Una de las cosas más interesantes que ha surgido en el grupo de investigación del Reina ha sido la validación de la desorientación. La principal conclusión es que, en un mundo que nos encamina a orientarnos constantemente, las nuevas tecnologías no te permiten la desorientación, ya que lo consideran un desvío de la norma y que puede ser utilizada para atacar el sistema. Estamos más desorientados que nunca, vivimos en la eterna insatisfacción.  
  
¿Cuál es el motivo de tanta desorientación en un mundo que es todo lo contrario? En primer lugar, deberíamos hablar de por qué nos sentimos desorientados, ¿no tenemos objetivos?, ¿no tenemos adónde ir?, ¿no tenemos adónde llegar? 

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Perseguimos utopías  
La sociedad actual es la sociedad de la apariencia, basada en la cultura del selfie, promovida por las redes sociales, que muestra formas de vida construidas para el consumo masivo y maquillando la realidad con un velo de glamour y apariencia, que hace que quien quiera seguir ese camino se halle siempre en un estado de eterna insatisfacción, ya que la realidad no es esa y, por tanto, se convierte en algo imposible de conseguir. En consecuencia, ahora nuestra vida se basa en la búsqueda de utopías, en forma de apariencias que queremos alcanzar, objetivos vitales que debemos cumplir, unos impuestos por nosotros mismos y otros por la sociedad, además de los propios de nuestra naturaleza humana.  
  
Nos pasamos la vida tratando de orientarnos en busca de esas utopías que viven en un futuro que nunca llega y si lo hace, llega de forma diferente a como nos lo habíamos imaginado. El futuro que esperábamos, cambia con nuestras acciones en el presente, por lo tanto, ya ha cambiado mientras estamos caminando hacia él, por eso el futuro no será, vivimos en un presente continuo. Pero ese camino es la experiencia y la experiencia cambia el camino, nos cambia a nosotros y en consecuencia los objetivos, con lo cual nunca llegamos.  
  
Aun así, aunque sabemos que las utopías son eso, utopías, y que el futuro nunca llega, nunca dejamos de buscar, de marcarnos objetivos, para los cuales necesitamos orientación. Sin embargo, las formas habituales ya no funcionan. Para poder movernos por el mundo y para encontrar los caminos inmediatos, es necesario empezar a hacer preguntas.

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[^1] "Nacemos desorientados" Jean-Paul Sartre. Esta frase es parte de su filosofía existencialista, en la cual sostiene que los seres humanos nacen sin un propósito o dirección predefinida, y es responsabilidad de cada individuo encontrar su propio sentido y propósito en la vida.

[^2] Heidegger sostiene que los seres humanos nacen en un estado de "olvido del ser", es decir, estamos desconectados de nuestra verdadera esencia y de nuestro propósito en el mundo. Para él, el objetivo de la existencia humana es llegar a un estado de autenticidad y conexión con nuestro ser auténtico.

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